¿Y si en vez de hundirte te fortaleces?

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Cuenta una fábula budista que un día una mula ya vieja cayó en un pozo vacío que había en la finca de su amo. El campesino oyó sus quejidos y corrió a ayudarla, pero pronto se dio cuenta que no iba a poder sacarla de ahí y que lo más piadoso era enterrarla en el mismo pozo para que no siguiera sufriendo. Pidió a los vecinos que lo ayudaran y entre todos comenzaron a echar tierra dentro del pozo.

La mula comenzó a sentir pánico. Le dolía cuando la tierra y las piedras caían en su lomo. Pero justo cuando creyó que no le quedaba más que morir, se le ocurrió una idea: cada vez que un palazo de tierra cayera en su lomo, ella debía sacudirse y subir sobre la tierra. Palazo tras palazo la mula se decía ¡Sacúdete y sube! ¡Sacúdete y sube! ¡Sacúdete y sube! Con cada palazo, la mula se concentraba en sacudirse y subir en la tierra acumulada. Los campesinos captaron la estrategia de la mula y comenzaron a alentarla y echaban más tierra para ayudarla. Finalmente, la mula salió del pozo, agotada, pero a salvo. Al controlar el pánico y no echarse a morir por sus circunstancias, la mula logró convertir la tierra que parecía enterrarla en una bendición, en una oportunidad para salir del hoyo en el que estaba (¡literalmente!).

La vida nos podrá situaciones difíciles todo el tiempo. Cuando pensamos que nada puede estar peor: perdemos seres amados, la economía entra en crisis, la violencia aumenta, nuestra vida cambia radicalmente, nos enfermamos de gravedad, perdemos el trabajo o nuestros bienes… la lista es interminable.

Los cambios son constantes. Es la ley de la vida.

Nosotras podemos sufrirlos todo el tiempo hasta agotarnos, o aceptar que son inevitables, desarrollar resiliencia y explotar las oportunidades que nos presentan para crecer, para reinventarnos, para hacerlo mejor.

No todas tenemos esa resiliencia, pero cualquier puede desarrollarla.

Una persona resiliente es una persona que:

  1. Tiene visión y mantienen una perspectiva clara de la realidad,
  2. Es flexible, creativa y está abierta al cambio.
  3. Tiene confianza en sí misma y la capacidad de superar los obstáculos.
  4. Sabe pedir ayuda y crear sinergia para encontrar soluciones más efectivas

Tener visión y mantener la perspectiva

En la película de Alicia en el País de la Maravillas (Walt Disney) hay una escena donde Alicia está perdida en el bosque y se encuentra con el gato risueño y le pide que le indique ¿qué camino debe tomar para salir de ahí? El gato entonces le pregunta “¿a dónde quieres ir?”, Alicia responde “no importa, solo quiero salir de aquí”, a lo que el gato le dice: “si no sabes a donde quieres ir, cualquier camino te lleva.” Eso es cierto. Si sigues el curso de la vida llegarás a algún lugar, pero probablemente no sea al lugar donde querías llegar. Tener una visión clara de quién quieres ser y lo que quieres lograr en la vida te ayuda a planificar y tomar las decisiones correctas cuando se presentan oportunidades.

Ser flexible, creativa y estar abierta al cambio

Tener una visión clara te ayudará también a ser flexible con tus planes cuando se presenten cambios en el entorno.

Desafortunadamente muchas nos hacemos una idea de lo que queremos hacer y nos aferramos a expectativas específicas de cómo será el proceso en lugar de enfocarnos en el resultado que queremos alcanzar (¿el “Para Qué?” queremos hacer eso) y experimentar con la mejor forma de alcanzarlo.

Perdemos de vista la meta (el destino) y nos obsesionamos con el plan (el mapa). Pero el mapa no es el territorio (Alfred Korzybski), el mapa es solo una representación posible del territorio, de un territorio que, además, puede cambiar en cualquier momento.

Si te aferras a tus expectativas y planes, y en tu camino se presenta un río que no estaba en el mapa, te sentirás frustrada, perdida, derrotada y te darás por vencida o regresarás a tu punto de origen a “planear mejor”. Pero si en cambio tienes tu destino claro, cuando llegues al un río que no estaba previsto, simplemente te re-ubicas en relación a tu destino, reconocerás que debes ajustar el mapa/plan y buscas una vía alternativa.

Tener claro el “Qué” es mucho más importante para el éxito que planear al detalle el “Cómo”, porque es muy probable que esto último necesite ajustes en el proceso. Además, mientras más compleja o a largo plazo sea tu meta, más probabilidades hay de que tengas que ajustar tus planes en el camino.

Tener confianza en sí misma y la capacidad de superar los obstáculos

La confianza y la auto-confianza no son la misma cosa. Nos sentimos confiadas cuando hemos hecho algo muchas veces y hemos tenido éxito haciéndolo. Yo tengo absoluta confianza de que se cómo servir un vaso de agua y que lo haré siempre bien. Lo he hecho muchas veces. Lo puedo hacer sin pensarlo dos veces. Si alguna vez sirviendo agua boto el vaso o derramo un poco, eso no mermará la confianza que tengo en mi experiencia. Diré “oh, oh…”, sonreiré, limpiaré la mesa y lo haré de nuevo. En ningún momento dudaré de mi capacidad de servir agua solo porque tuve un accidente.

Pero cuando se trata de algo que no he hecho nunca, no tengo la experiencia exitosa del pasado en la cuál apoyarme para sentirme confiada. Mi única opción es confiar en mi misma, en mi capacidad de hacer algo, aunque no lo haya hecho antes o de aprender a hacerlo si aun no se cómo. Esta confianza en nosotros mismas y nuestras habilidades es lo más importante a desarrollar si alguna vez queremos lograr algo que no hemos logrado antes.

Cuando somos niñas no se nos ocurre cuestionar nuestra capacidad de hacer algo y nuestra tenacidad hasta lograrlo. Si pensáramos que no podemos hacer algo porque no sabemos cómo hacerlo o no lo hemos hecho antes, y por eso ni quisiera lo intentamos o nos damos por vencida al primer fracaso, ninguna de nosotras sabría caminar.

La confianza en sí misma es algo que se desarrolla y es esencial para la resiliencia. Implica manejar nuestra mente y nuestras emociones de forma que no nos paralicen ni nos boicoteen. Significa enseñarle a nuestra mente que si no hemos logrado algo es porque hay algo que nos falta hacer, no porque somos incapaces de lograrlo. A veces no basta hacer las cosas bien, a veces, como al aprender a caminar, se trata de hacer las cosas bien cientos de veces para fortalecer nuestras piernas y poder correr.

El fracaso no está en que las cosas salgan mal. El fracaso está en dejar de intentarlo.

Dejamos de intentar hacer algo por tres razones:

  1. Creemos que no se puede hacer porque nadie lo ha logrado aún. Pero todo parece imposible hasta que alguien lo hace por primera vez.
  2. Creemos que sí es posible, solamente que nos es posible para nosotras. Crecimos creyendo un montón de ideas y prejuicios sobre lo que es ser mujer y lo que las mujeres podemos o no podemos hacer. Esta es la forma más fácil de impedirnos hacer cosas extraordinarias. No requiere la fuerza, solo requiere convencernos de que es así. La buena noticia es que nadie puede obligarnos a creer o dejar de creer algo. Nosotras podemos decidir en qué creemos creer o no. Creer que podemos hacer algo con éxito, es totalmente opcional.
  3. Creemos que hemos agotado todas las opciones y nada funciona. Cuando las respuestas que obtenemos a las preguntas que hacemos no son suficiente, en vez de cambiar las respuestas, cambiemos las preguntas y la perspectiva con la que estamos abordando el problema. Hay 3 cosas que podemos hacer en estos casos:
  • La primera, es identificar las oportunidades en situaciones adversas. En 1914 se quemó el laboratorio de Thomas Edison (el inventor de la electricidad) y con eso el trabajo de muchos años. Podría pensarse que es una catástrofe y no hay nada que hacer, pero en lugar de rendirse Edison dijo “Gracias a Dios que todos nuestros errores fueron quemados, ahora podemos comenzar frescos de nuevo.” Años después inventó la electricidad. Esto no lo hubiera logrado si hubiera seguido trabajando en “mejorar las velas”.
  • La segunda es enfocarse en lo que sí podemos controlar. No podemos cambiar las cosas que nos suceden ni a las personas con las que interactuamos. Intentarlo solo nos garantiza frustración e impotencia. Pero si podemos controlar lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos en reacción a lo que nos sucede y, en última instancia, eso es lo que determinará nuestros resultados.
  • La tercera es cambiar preguntas cerradas por preguntas poderosas para encontrar mejores respuestas. Nuestro cerebro es por naturaleza pesimista, negativo y paranoico. Preguntas del tipo “¿porqué no logro hacer esto (por ejemplo, bajar de peso)?” tienen ya una respuesta (o miles) ensayada que sólo nos mantendrá en el mismo lugar y nos convencerá de que simplemente no tenemos lo que se necesita para lograr lo que queremos (es genético, nunca has bajado tanto, es tu metabolismo, ya estás muy vieja, es muy caro, etc.). Si cambiamos ese tipo de preguntas por preguntas del tipo “¿Cómo bajo de peso sin aumentar mi presupuesto familiar?”, el cerebro se pondrá inmediatamente a trabajar para buscar respuestas a esta pregunta y las respuestas que producirá será positivas porque la pregunta da por sentado el éxito del esfuerzo. Sobre todos estos temas y estrategias hablo a fondo en mi blog: “Cambiar el mundo sin morir en el intento”.

Saber pedir ayuda y crear sinergia para encontrar soluciones más efectivas

Por último, una persona resiliente sabe que en la unión está la fuerza. Dice el dicho que “es mejor tener amigos que riales” y hay mucho de cierto en ello.

Tener la capacidad de construir alianzas y relaciones fuertes, de ser parte activa de una comunidad, de escuchar y comunicar claramente, de estar al servicio de otras y buscar siempre cómo potenciar los (generalmente pocos) poco recursos existentes, incrementa sustancialmente nuestras posibilidades de cambiar de perspectivas sobre las situaciones que enfrentamos, ver oportunidades donde solo vemos problemas, encontrar soluciones creativas, juntar esfuerzos y recursos y salir fortalecida de las situaciones más adversas.

¡A veces pensamos que cuándo estamos en dificultades en cuando menos tenemos la capacidad de dar o de invertir en nosotras mismas y en otras, pero la verdad es que cuando estamos en dificultades es cuando no podemos darnos el lujo de no hacerl

¿Qué podría hacer o dejar de hacer YA que te ayudaría a mejorar tu condición actual?

¿Qué obstáculos que podrían impedirte o boicotearte el esfuerzo?

¿Qué estrategia o estrategias puedes definir para evitar o superar cada uno de esos obstáculos?

¿Con quién te puedes aliar para crear sinergia y potenciar los recursos y capacidades existentes? ¿Cómo puedes hacer de esta alianza una situación de ganar-ganar y a la vez fortalecer esa relación?

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